En el programa de radio de Sevilla Misterios y Leyendas del 13 de abril de 2023 se abordó la figura de unos de los reyes de la familia de los Borbones con mayor importancia en España, Carlos III, cuyos datos aportados se recogen a continuación.
1. El infante don Carlos, rey de las Dos Sicilias
Carlos III de España nació el día 20 de enero del año 1716 en Madrid, siendo el tercer hijo varón del rey Felipe V, el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel Farnesio; por lo que fueron sus medios hermanos Luis I y Fernando VI quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de éstos, llevaría a Carlos a ocupar el trono español.
En 1729, con 13 años, se trasladó a Sevilla junto con su padre el rey Felipe V, alojándose en los Reales Alcázares. Precisamente en la capital hispalense fue firmado el tratado de 9 de noviembre de 1729 entre Inglaterra, Francia, Holanda y España, que expresamente reconocía los derechos sucesorios de don Carlos a los ducados de Parma y Plasencia. En 1731 falleció sin descendencia el duque de Parma, Antonio de Farnesio, por lo que el infante Carlos fue proclamado como heredero. Así mismo, por medio de la Convención de Florencia de ese mismo año se consiguió que el gran duque de Toscana, Juan Gastón de Medici, reconociese también como príncipe heredero al infante don Carlos.
Por su parte, Felipe V cedió solemnemente a su hijo el 30 de abril de 1734 el reino conquistado de Nápoles, contando con el favor y aceptación del pueblo. Una vez conquistada la isla de Sicilia, en Palermo, el 3 de julio de 1735, en su iglesia catedral, fue coronado rey de Nápoles y de Sicilia. Nacía de esta forma una monarquía independiente, el reino de las Dos Sicilias, en la que su titular, Carlos VII de Nápoles y V de Sicilia, contaba sólo con diecinueve años. Además, el nuevo rey contrajo matrimonio por poderes en 1738 con María Amalia de Sajonia, que solo tenía 14 años y era hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania y rey de Polonia. Tuvieron trece hijos, pero solo siete llegaron a adultos.
Sus años como rey de las Dos Sicilias le dieron a Carlos una experiencia muy valiosa para cuando fue coronado rey de España en 1759, manteniendo su autonomía ambos reinos, junto con sus respectivas leyes, instituciones y privilegios. Y es que aunque Nápoles fue elegida como capital del nuevo reino, el monarca se mostró siempre atento a los problemas de gobierno en Sicilia. Prueba de ello fue su protección a los comerciantes sicilianos, su decidida lucha contra el bandidaje, la provisión en sus naturales de los beneficios abaciales y episcopales, la construcción del Instituto del Buen Pastor, destinado a ejercer la caridad con los niños desamparados, o su respeto hacia el Parlamento de Sicilia.
En política exterior destacó la participación como rey de las Dos Sicilias en la Guerra de Sucesión a la Corona de Austria. La alianza francoespañola cristalizaría en el Tratado de Fontainebleau de 28 de octubre de 1743, el llamado Segundo Pacto de Familia, donde si bien en su articulado se preveía la neutralidad del reino de las Dos Sicilias, don Carlos no quiso mantenerse al margen de la contienda. La Paz de Aquisgrán de 1748 terminaría entronizando a su hermano Felipe como duque de Parma, Plasencia y Guastalla.
También se debe destacar su mecenazgo artístico, que alcanzó su más perdurable expresión en las excavaciones de Herculano y Pompeya. Aunque su emplazamiento ya era conocido, le corresponde el mérito de haber organizado las tareas de recuperación de las ciudades sepultadas por el Vesubio en su famosa erupción del año 79 d. C.
En el caso de Herculano, con ocasión de la construcción del palacio de Portici, en la ladera del Vesubio, comenzaron oficialmente las excavaciones el 22 de octubre de 1738. Por su parte, en Pompeya, las excavaciones nada tuvieron de casuales, puesto que a diferencia de Herculano no había sido sepultada por la avalancha de fango volcánico, sino por la ceniza que cayó en gran abundancia sobre ella, dejando al descubierto las partes altas de algunos edificios. Las excavaciones en Pompeya comenzaron el 30 de marzo de 1748, siendo excavadas notables construcciones como el anfiteatro, el teatro grande, el teatro pequeño u Odeón, el templo de Isis o el cuartel de los gladiadores y su gran palestra. También se iniciarían las excavaciones de Estabia el 7 de junio de 1749.
Para acoger los valiosos tesoros encontrados, el rey Carlos fundó en Portici dos importantes instituciones; la Real Academia Herculanense, con la finalidad de estudiar e ilustrar tales descubrimientos arqueológicos; y el Real Museo Herculanense, para exponer los diversos objetos encontrados, siendo el predecesor del posterior Museo Arqueológico de Nápoles.
2. Carlos III de España
Carlos III fue proclamado rey de España y las Indias a la muerte de su medio hermano Fernando VI el 11 de septiembre de 1759, cediendo la corona del reino de las Dos Sicilias a su hijo, el infante Fernando, un menor de ocho años que había de quedar bajo la tutela de un Consejo de Regencia.
El primer asunto al que se enfrentó como rey fue la Guerra de los Siete Años. El monarca español se vio obligado a tomar parte en la guerra tras la ocupación británica de Honduras y la pérdida de la colonia francesa de Quebec, lo que requirió la intervención española en el conflicto para frenar el expansionismo británico por América. El Tercer Pacto de Familia fue suscrito el 15 de agosto de 1761, e Inglaterra declaró la guerra a España en diciembre de 1761. Sin embargo, con un ejército y una marina todavía no preparados, las consecuencias fueron desastrosa. El tratado de paz de París de 10 de febrero de 1763 consagró a Gran Bretaña como la gran potencia hegemónica europea. España tuvo que devolver a Portugal la colonia de Sacramento, recuperar La Habana y Manila a cambio de entregar a Inglaterra las Floridas oriental y occidental y aceptar el corte del palo de tinte en Honduras. En compensación por tales pérdidas, Francia cedió a España la Luisiana.
En política interior, el rey Carlos III intentó modernizar la sociedad utilizando el poder absoluto del Monarca, bajo un programa ilustrado que fue conocido como Despotismo Ilustrado, por el cual el monarca realizaba reformas ilustradas pero sin disminuir su poder absoluto (“todo para el pueblo pero sin el pueblo”), contando para ello con colaboradores ilustrados como el Marqués de Esquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca, Pablo de Olavide, Wall y Grimaldi.
Como medidas económicas, se impulsó el comercio colonial formando compañías como la de Filipinas y aprobándose el Reglamento de libre comercio de 1778, que liberalizó el comercio con América. Otras medidas reformistas del reinado fueron la creación del Banco de San Carlos, en 1782, la construcción de obras públicas como el Canal Imperial de Aragón y un plan de caminos reales de carácter radial con origen en Madrid y destino a Valencia, Andalucía, Cataluña y Galicia.
Pero el mayor proyecto económico de su reinado fue el de las Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena, y supervisado por Pablo de Olavide, intendente real de Andalucía, por el que se entregaron tierras sin cultivar a pobladores extranjeros católicos, estando prohibidas en ellas las Manos Muertas eclesiásticas y los mayorazgos aristocráticos. Se fundaron así nuevos asentamientos como La Carolina, La Carlota o La Luisiana, en las actuales provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla.
Además, se crearon las figuras del procurador síndico personero y de los diputados del común para permitir la libre circulación de granos y dar cierta sensación de participación política a los gremios. Igualmente representativa es una Real Cédula de 18 de marzo de 1783 que declaró honrados diversos oficios mecánicos como los de curtidor, herrero, zapatero, sastre, carpintero y otros análogos.
También fue destacable fue el mejoramiento urbano de la Corte (empedrado de las calles, construcción de desagües y pozos ciegos, colocación de farolas), procurando convertir a Madrid en la gran capital de la monarquía española, embelleciéndola con diferentes monumentos y edificios (Museo de Historia Natural, Hospital General, Colegio de Cirugía, Observatorio Astronómico, Jardín Botánico).
Entre las medidas religiosas destacó la expulsión de la orden de los jesuitas, que eran criticados por su arrogancia y la acumulación de riquezas; mientras que en materia militar llevó a cabo la configuración de un ejército moderno, lo que originó las longevas Reales Ordenanzas Militares, promulgadas en 1768.
Por último, como reconocido mecenas artístico, promocionó las artes industriales, por lo que instaló su fábrica de porcelana de Capodimonte en el Buen Retiro, impulsó la Real Fábrica de Paños superfinos de Segovia y veló por la fábrica de cristal de La Granja. También le interesó el fomento de la ciencia y la técnica, especialmente de la Botánica y la Medicina, para lo que envió a América varias expediciones científicas como las de Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón por el Perú y Chile (1777-1786), la de José Celestino Mutis por Nueva Granada (1782-1808), o la de Martín de Sessé y Lacasta y el mexicano José Mariano Mociño por la Nueva España (1787-1803). Por último, es destacable la conversión de la antigua Lonja de Sevilla en Archivo General de Indias en 1785 centralizando en él la documentación relacionada con las posesiones de España en ultramar entre los siglos XV y XIX.
3. El legado de Carlos III
El rey Carlos III falleció el domingo 14 de diciembre de 1788 y su cuerpo fue enterrado en el Monasterio del Escorial. Con su muerte terminó la historia del reformismo ilustrado en España, pues el estallido casi inmediato de la Revolución francesa al año siguiente convirtió el reinado de su hijo y sucesor, Carlos IV, en un periodo mucho más conservador. Poco después, la invasión francesa en 1808 arrastraría al país a un ciclo de revolución y reacción que marcaría el siglo siguiente, sin dejar espacio para continuar un reformismo sereno como el que había desarrollado Carlos III.
Entre los aspectos más duraderos de su herencia quizá haya que destacar el avance hacia la configuración de España como nación, a la que dotó de algunos símbolos de identidad, como fueron su himno y su bandera y de potenciar y modernizar la ciudad de Madrid para que fuese una capital digna de tal nombre con la construcción de edificios representativos destinados a albergar los servicios de la creciente administración pública. Estas son solo algunas de las razones por las cuales Carlos III fue conocido como el “mejor Alcalde de Madrid”.
4. Bibliografía
https://dbe.rah.es/biografias/10734/carlos-iii
https://www.elmundo.es/andalucia/2021/08/23/611f9ff1e4d4d8904d8b4604.html
https://www.abc.es/sevilla/cultura/sevi-carlos-adolescente-corte-alcazar-201612182325_noticia.html
Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster en Estudios Históricos Avanzados en Historia Antigua y de Profesorado en Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Redactor Web.