Sevilla es una ciudad patrimonial de primer orden. Sus principales monumentos son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pero la ciudad todavía encierra y esconde tesoros que se han ido sacando a la luz en los últimos años. Desde importantes descubrimientos de época islámica a la recuperación de las pinturas barrocas de las iglesias. Este es un repaso por algunos de los hallazgos más relevantes de los últimos años.
1. El hammam almohade de la calle Mateos Gago
El popular Bar Giralda en la calle Mateos Gago escondía un hamman almohade del siglo XII. El salón principal era la sala templada del hamman, la más amplia y lujosa, aunque tanto la cúpula como los arcos, que originariamente serían de herradura, fueron alterados en intervenciones realizadas en el siglo XVII. También se conserva la sala fría, aunque reducida en longitud, que guarda el acceso original al hammam, que era por la actual calle Don Remondo. De la sala caliente, desgraciadamente, tan sólo ha perdurado un arco.
Además, con las primeras catas en los techos falsos del bar Giralda, uno de los más concurridos del centro histórico, comenzaron a descubrirse luceras de distintas tipologías que cambiaron por completo el rumbo de la reforma e hicieron que los promotores de la obra decidieran apostar por la recuperación total del baño islámico. Durante las obras se han rescatado 88 luceras de cinco formas distintas (estrellas, figuras polilobuladas, octágonos…) y también de varios tamaños que forman una especie de constelación mucho más elaborada que la de otros baños de la misma época.
2. La cripta del patio de Banderas
En el Patio de Banderas, a 5 metros de profundidad, encontramos vestigios de un edificio romano del siglo I a.C., que tiene muros de hasta 3 metros de altura realizados con la llamada técnica púnica del opus africanus y que pudieron ser parte de unos almacenes portuarios o relacionados con una edificación mayor que bien pudiera haber sido una fortaleza.Se ha conocido que se reestructuró en esa misma época hasta que quedó en el olvido en el siglo IV d.C., aunque esta edificación tuvo diferentes épocas y destrucciones.
Según los expertos, como Miguel Ángel Tabales, podría haber una relación con un centro de culto, aunque se precisaría del hallazgo de restos funerarios. En relación a ello se han identificado partes construidas sobre las ruinas de un antiguo templo paleocristiano, con contrafuertes, estribos y una probable bóveda, hasta su destrucción en el siglo XI.
Es posible que exista una cámara o sótano más abajo, tal vez parcial, en función de los estudios y la disposición en paralelo de al menos tres naves y un pasillo con diferentes niveles de pavimento. En el año 426 sufre su primera destrucción cuando los vándalos asaltan la ciudad, encontrándose de esta época 30 monedas y un crismón que se atribuye al obispo Marciano. Luego se edificaría un edificio visigodo con contrafuertes exteriores y un estribo interior, alguna especie de abovedamiento y recinto toral que podría tener correspondencia con la Iglesia de San Vicente.
3. El Palacio de Al Mutamid
En las casas 1 y 2 y 7 y 8 del Patio de Banderas se han hallado también unas estructuras pertenecientes al palacio más antiguo del Real Alcázar, de época del Al- Mutamid. La investigación dirigida por Miguel Ángel Tabales descubrió gran parte de los paramentos de ese palacio primitivo, como la cimentación de la arquería del pórtico y les permitió descubrir la dimensión original, cubierta incluida, de su nave principal, permitiéndoles una reconstrucción virtual. Más recientemente, durante las obras de las nuevas taquillas, permitieron sacar a la luz fábricas originales de tapial del siglo XI que formaron parte de una de las alcobas del Palacio del Yeso.
Los trabajos también han permitido conocer y delimitar el gran patio que presidía la entrada al palacio y que estaba dividido en cuatro compartimentos, un andén de crucero y una fuente central. Igualmente, se han hallado restos de las casas del barrio alfarero que existía en la zona en el s. XI y Al-Mutamid mandó derruir para hacer su palacio.
4. Vía Heráclea y el arrabal mudéjar de Benialofar
Las obras en la manzana de la Florida depararon un hallazgo muy importante; un tramo de la entrada en la antigua Híspalis de la Vía Heráclea, una calzada que unía el levante con el sur de Hispania en la primera mitad del siglo I a. de C. Por esta vía entró en la ciudad Julio César. El tramo de la Vía Heráclea tiene unos 40 metros y es aledaño a los restos de un enorme edificio de carácter comercial y portuario, de época de Augusto, de no menos de 150 metros de longitud y de entre 10 y 12 metros de altura en dos pisos. Este hallazgo se suma al de un potente complejo portuario a quinientos metros de la desembocadura del antiguo arroyo Tagarete.
Respecto al arrabal mudéjar de Benialofar, en 2009, apareció un barrio del siglo XIV pero de origen islámico del siglo XII que tenía la misma configuración que el barrio de Santa Cruz, con callejuelas y adarves. Se confirmaba, de esta forma, que ya desde la época almohade Isbiliya se había ensanchado más allá de las murallas. Benialofar aprovechaba las edificaciones de entre las puertas de Carmona y de la Carne.
5. Primitiva Santa Catalina
La excavación arqueológica de la Iglesia de Santa Catalina presentó importantes sorpresas. En su cripta se puede visualizar toda la evolución que ha experimentado el templo a lo largo de su historia, desde los restos de la época romana, un cementerio visigodo, una especie de oratorio de época islámica, la primera iglesia mudéjar de 1248 y la reconstrucción tras el terremoto de 1390.
Si bien la planta se corresponde más o menos con el actual edificio mudéjar, el anterior contaba con un mayor número de pilares en cada lado que no se corresponden con los que podemos ver a día de hoy, ya que la nave central era algo más estrecha y de un tamaño similar a las dos laterales. Junto a los cimientos de estos pilares ha salido a la luz la cimentación de un coro que está documentado en torno al año 1.700 y que contaría con órgano que en algún momento de la historia se decidió eliminarlo. De la misma época de este coro sería el presbiterio anterior al actual, que también ha aparecido, con una escalinata decorada con pinturas murales en sus laterales que ascendería hacia el espacio más sagrado del templo.
Así mismo, por lo que se ha podido constatar hasta ahora, todo apunta a que la torre siempre fue campanario. Se ha llegado hasta la base y han aparecido escombros de un vertedero del siglo XIV. Pero en un nivel inferior ha aparecido una mezquita, un edificio de pequeñas dimensiones que tendría un uso privado, lo cual invita a pensar que no contaría con alminar al no necesitar llamar a la oración a los fieles. El pequeño oratorio musulmán habría sido reconvertido en primitiva iglesia tras la llegada de los cristianos a la ciudad, algo que se ha podido constatar por la aparición de un enterramiento, algo impensable en un oratorio musulmán de la época.
La otra gran incógnita que siempre ha escondido Santa Catalina es la muralla romana. Tan sólo se ha hecho un sondeo en una zona determinada en la que ha aparecido una canalización de ladrillo fechable en el siglo I d.C. Lo que sí emergió en el transcurso de las obras es un edificio previo a la mezquita que se ha identificado con un posible templo de época tardoantigua, en uso a mediados del siglo VI d.C. La aparición de este edificio, que aún se está estudiando, corroboraría que, si bien el espacio donde se encuentra Santa Catalina ha estado habitado desde el siglo I d.C., el uso religioso se extendería desde mediados del siglo VI d.C. hasta la actualidad.
6. Alberca abbadí en San Julián
La Hiniesta presentó en abril de 2019 el espacio musealizado de los restos arqueológicos que fueron hallados en 2005 bajo la casa de hermandad. Se trata de una alberca del periodo abbadí que conserva un zócalo de 4,20 por 0,95 metros, decorado con pinturas al fresco del periodo abbadí (siglo XI), entre otras estructuras y objetos. Los vestigios más antiguos que se han recuperado son materiales muebles de la época romana o tardorromana, en torno al siglo VI, sin que hayan aparecido testimonios arquitectónicos de esas fechas.
Para encontrar las primeras estructuras hay que remontarse al periodo islámico. Destacan un aljibe o cisterna con sus paredes estucadas y pintadas a la almagra del periodo emiral (siglo XI), cuyas dimensiones son 1,52 por 3,08, y el zócalo con la pintura abbadí. Pudo ser de un jardín rehundido. El motivo decorativo se repite simétricamente a los dos lados de la pileta central, una lacería geométrica, un trilobulado y una estrella de ocho puntas, todo enmarcado con palmetas y formas vegetales estilizadas (ataurique).
7. Pinturas murales de San Antonio Abad
La Hermandad del Silencio culminó en 2019 la rehabilitación de la decoración del siglo XVII de la Real Iglesia de San Antonio Abad que fue ocultada en 1834. A pesar de los daños, el conjunto de las pinturas, realizadas por Domingo Martínez y Juan de Espinal, mantenía casi la totalidad de sus representaciones y la vivacidad en el colorido, gracias a que sólo estuvieron expuestas durante 90 años.
La mayor sorpresa ha aparecido en uno de los muros laterales, donde ha sido necesario desmontar el retablo dedicado a la Virgen del Carmen para sacar a la luz una fantástica composición donde se representan las tentaciones de San Antonio. En este luneto, el único que ha conservado la decoración original, podemos ver al santo eremita acosado por un buen número de diablillos que representan los males y las tentaciones del mundo terrenal.
8. Restos de la muralla romana en la Plaza de San Francisco
Las catas arqueológicas asociadas a las obras promovidas para la construcción de un nuevo hotel en el número 11 de la céntrica plaza de San Francisco de Sevilla capital propiciaron el hallazgo de un monumental lienzo de muralla de la antigua Hispalis romana, Se trata de grandes sillares de piedra caliza que corresponderían con la muralla de mediados del siglo III. La muralla presenta una anchura de 4,80 metros, lo que indica que era de una enorme importancia pese a que la idea que se tenía de esa época era otra bien distinta. Esa dimensión es el resultado de la suma de un zócalo de 1,70 metros de altura y del alzado que se conserva de la muralla, de 3,25 de ancho. Este refuerzo del zócalo, al parecer, actuaba como una especie de defensa de las crecidas constantes del río Guadalquivir, cuyo cauce en el siglo III transcurría a unos 40 metros de la muralla.
9. Torre del Bronce
Tras las paredes enfoscadas del bodegón que se ubicaba en el número 1 de la calle Santander, en la Casa de la Moneda, se ocultaba una torre almohade, la tercera en línea recta desde el río en dirección a la Giralda. Tras la Torre del Oro y la Torre de la Plata, ha aparecido otra de planta cuadrada con la típica construcción de tapial almohade justo a la altura de lo que en el Renacimiento fue la Casa del Tesorero, lugar en el que este funcionario real hacía el recuento de riquezas de la Casa de la Moneda.
Ha sido fechada entre finales del siglo XI y principios del XII, por lo que es anterior incluso a la Torre del Oro. Entre los expertos que han visitado el lugar ya se ha bautizado el hallazgo como “Torre del Bronce”, aprovechando su posición en línea con las otras dos y sabiendo que los nombres de la Torre del Oro y de la Plata también se pusieron siglos después de su construcción con la llegada de las riquezas americanas.
10. Antigua Iglesia de San Miguel en la Plaza del Duque
Las excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de la rehabilitación del edificio de los sindicatos como hotel de lujo han permitido localizar partes concretas de la antigua Iglesia de San Miguel. La iglesia fue reconstruida tras el terremoto de 1356, bajo el reinado de Pedro I, y era de planta basilical con tres naves. A destacar la central mayor y las laterales menores, típicamente gótica.
En las excavaciones se han hallado los cimientos corridos del ábside, muros perimetrales y pilares de separación de las tres naves internas. Presenta un profundo ábside hexagonal bordeado por contrafuertes externos e, internamente, presenta las bases de las columnas que se levantaban hasta la cubierta abovedada. También se ha descubierto el cementerio interno y la cripta. La cripta se encuentra justo en el medio de la cabecera, una estructura en ladrillos que conforma una pequeña estancia, lamentablemente ya saqueada y vaciada después del derribo de la iglesia. En la nave central se ha encontrado un conjunto formado por trece tumbas restantes. Estas sepulturas recuperadas parecen poderse datar en los siglos XVI y XVII.
Referencias bibliográficas
https://isbiliya.com/category/hallazgos/
https://www.elcorreoweb.es/extra/la-cripta-oculta-en-el-patio-de-banderas-GH7696822
https://www.imaginaedoc.com/conociendo-el-antiguo-palacio-de-al-mutamid-en-sevilla/
https://culturadesevilla.blogspot.com/2018/12/lo-que-esconde-santa-catalina.html
https://culturadesevilla.blogspot.com/2018/09/nueva-restauracion-de-las-pinturas.html
Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster en Estudios Históricos Avanzados en Historia Antigua y de Profesorado en Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Redactor Web.