Historia del cine en Sevilla

El día 2 de febrero de 2023, en el programa de radio de Sevilla Misterios y Leyendas, los compañeros Sonia Figueroa y Pablo Delgado disertaron sobre los orígenes del cinematógrafo en Sevilla, siendo ese el punto de partida del artículo que sigue a continuación sobre la historia del cine en Sevilla.

 

1. Orígenes del cine en Sevilla

La ciudad de Sevilla ha tenido una trascendencia histórica y el medio fílmico ha influido en ello. El cinematógrafo nace en el siglo XIX, el siglo del Romanticismo que ensalzó la imagen de Sevilla como referente en las artes, especialmente en la literatura (caso de poetas como Gustavo Adolfo Bécquer). Cuando el cinematógrafo llega a Sevilla, nos encontramos con una sociedad bipolarizada; con la coexistencia de una clase alta y la trabajadora y el escaso desarrollo que tenía la burguesía. La actividad económica era una industria militar y tabacalera; y era una ciudad con altas tasas de analfabetismo.

La fecha exacta de la primera proyección cinematográfica es un 17 de septiembre de 1896, descrita por la prensa como “fotografías animadas”, y tuvo lugar en el Café Suizo, entre los números 27 y 29 de la calle Sierpes. Se proyectaron 10 películas o “cuadros”, entre los que se incluían el cómico “El jardinero regando flores” o la “Danza de la bella Chiquita”. Se cree que el pionero encargado de estas proyecciones fue Ricardo Mosquera y que empleó el llamado Animógrafo. Enseguida salen competidores, y el siguiente en usar el cinematógrafo es el teatro del Duque, que lo incluye en el intermedio de las representaciones líricas.

Las primeras proyecciones en el Duque fueron un desastre del que se hizo eco la prensa, con malos encuadres y cabezas que se salían del lienzo para ir a dar a la concha del apuntador. Pero un aparato con menos fallos llegó enseguida, anunciado como el verdadero cinematógrafo de los hermanos Lumière, cuyas primeras películas se exhibieron en un local del número 68 de la calle Sierpes en enero de 1897; siendo la primera vez que una cartelera anuncia el título de las cintas.

El cine se consolida así mismo con las primeras salas estables, con horario continuado de tres de la tarde a doce de la noche. Los espacios que acogen las proyecciones durante las primeras décadas en Sevilla son cuatro: los teatros (Teatro del Duque, Teatro San Francisco, Teatro Cervantes…); los cafés (Gran Café Teatro Suizo, Café del Nuevo Mundo, Café Novedades…); los salones (Salón Suizo, Cinematógrafo Lumière, Salón Rouge…); las barracas, un establecimiento de espíritu ambulante que contribuyeron a la expansión del cinematógrafo por ciudades y pueblos acercándolo a las clases modestas, como el Teatro Mecánico, el Gran Cromofotógrafo Mágico…).

También aparecen las salas o cines de verano, exhibiciones al aire libre en época estival, en muchos casos gratuitas, como el ubicado en el teatro Eslava, donde hoy está el Alfonso XIII; y otros cercanos en el paseo del Cristina, el Prado y la Macarena, como Nevería de Victoriano, Sevillano, Nevería de Muñoz Ponce de León, Macarena, Puerta Triana, España, Barrilaro, Salón Moderno, Gaumont o la misma Nevería Llorens.

El Pathé Cinema fue la primera sala construida expresamente como cinematógrafo, obra de Juan Talavera, lo cual no impidió su parcial destrucción; estando ocupado actualmente por el Teatro Quintero, en la calle Cuna. Fue el gran cine de los años 20 y 30, y el preferido por los infantes y las clases altas de la ciudad.

También hubo proyecciones durante los días de Feria, estrenándose en 1899 un aparato de un nombre impronunciable, el “lentiplasticromomimocoliserpetograph”. Aunque cuando tiene realmente éxito es en 1903, en un año en el que coinciden Manuel de Falla, concertista en el Salón Piazza, María Guerrero en el San Fernando, y los hermanos Quintero en la caseta “Los perros”. El cine se proyecta en dos barracones, puestos en marcha por Antonio de la Rosa, que es atacado por otros empresarios cuando, una vez finalizada la Feria, sigue en funcionamiento.

Respecto a los géneros cinematográficos representados, en los inicios del cine sevillano encontramos películas donde lo folclórico se encuentra en el centro del discurso. Es el caso de películas como “Currito de la cruz” (1926) adaptación de una obra de los hermanos Álvarez Quintero, dirigida por Alejandro Pérez Lugín y protagonizada por Jesús Tordesillas, que narra la historia de un torero. También resalta “María de la O” (1936), dirigida por Francisco Elías y protagonizada por Carmen Amaya, que ofrece una imagen costumbrista. Por su parte, en “Sucedió en Sevilla (1954)” de José Gutiérrez Masso, donde la Feria de Abril aparece junto a otras manifestaciones populares del sur como la Romería del Rocío resalta la presencia de la cantante y actriz sevillana Juanita Reina, imagen del cine sevillano, presente también en otras películas como “Canelita en rama” (1943) y la “Macarena” (1944).

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También llegaron las grandes producciones de género, como películas sobre la Antigua Roma como “Los últimos días de Pompeya” o “Quo Vadis”. En contraposición con estas producciones también se desarrolla un cine basado en obras literarias como “Los Miserables” o “El conde de Montecristo”, importante esta última por mostrar por primera vez los soleados escenarios ubicados en Hollywood. También tiene un gran éxito el cine religioso, bien acogido por las autoridades eclesiásticas, debiéndose mencionar a “Christus”, que inició la tradición de reponerla en fechas señaladas como Navidades o Cuaresmas.

Por otra parte, aparece también el género documental, a caballo entre el documental y un embrión de las noticias, como los que retrataban la guerra de África, los sucesos de Barcelona y los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial como el bombardeo de Belgrado y la partida de tropas belgas hacia el frente. Poniendo el centro de atención en la propia Sevilla, tuvieron mucho éxito las imágenes de unas inundaciones producidas en Sevilla a finales del siglo XIX. La Semana Santa tampoco tardó en hacer su aparición, siendo la estación penitencial de Los Terceros la primera en ser filmada. También en estos años se proyecta una corrida de toros de los matadores Montes, Pepete y Bombita.

Existieron además las películas de episodios, antecedentes de sagas y series de televisión, como las del policía Nick Carter o el ladrón Raffles. En algunos casos se obligaba al espectador a ir un mes seguido al cine para conocer el desenlace de las historias.

 

2. El cine sevillano de la Transición

Si en sus inicios, entre los años 30 y los 60, el cine sevillano tuvo el folclore y el costumbrismo como temas centrales, será en la etapa de la transición española cuando se realizan una serie de transferencias autonómicas muy importantes que posibilitan el desarrollo del audiovisual en Andalucía. En este sentido, se establece la sede de Radio Televisión Andaluza (RTVA) en Sevilla en 1988; se pone en marcha las titulaciones de la Facultad de Ciencias de la Información en 1989 y se inaugura el Centro Andaluz de Teatro (C.A.T.) en 1988. También será relevante el Instituto Néstor Almendros y la inclusión en su oferta académica del grado de Imagen y Sonido. De esta manera, Sevilla se convierte en el epicentro de la producción audiovisual de Andalucía. Pero especialmente, es el espacio donde se formará a una nueva generación de profesionales del audiovisual que será determinante en el desarrollo del cine andaluz y el cine sevillano.

Un motivo para que se produzca el giro en la visión sobre la ciudad es así mismo la llegada de cineastas que buscarán cambiar la visión tópica de Sevilla, oponiéndose a la tradicional imagen conservadora, lo que lleva al cuestionamiento de aspectos de su vida cotidiana. Es el caso, en los años 70, de Gonzalo García Pelayo, director de “Vivir en Sevilla (1978)” y creador de la productora Za-Cine. En esta misma época, a finales de los 70 y durante los 80, es básica también la labor de una generación de cortometrajistas que abandonan el objetivo de recuperar la identidad andaluza y optan por la experimentación. Destacan nombres como el de Juan Sebastián Bollaín, que en 1978 sobresale por una serie de mediometrajes experimentales en un tono irónico y surrealista como “Alameda”, “Sevilla tuvo que ser”, “Se puede filmar lo imaginario”, “Sevilla en tres niveles” o “Sevilla rota”. Es la generación de Miguel Olid, Carlos J., Pepa Álvarez, etc.

Entre los años 70 y 80 podemos rescatar también parte de la filmografía del director sevillano Manuel Summers, en especial la saga “To er mundo e…”, donde usa la táctica de la cámara oculta para reflejar a través de una sucesión de bromas la sociedad sevillana y andaluza. Otros títulos importantes a resaltar son “Del rosa… al amarillo” (1963) y “Adiós, cigüeña, adiós (1971)”.

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En cuanto a las salas de cine, adquirieron desde los años finales del Franquismo gran éxito en Sevilla, estando las principales en torno a la plaza de la Campana; el Villasís, el Imperial, el Llórens , el Palacio Central, el Pathé o el Álvarez Quintero. Entre la Encarnación y Santa Catalina coincidieron tres; el Regina, el Rialto y el Apolo. Y, en la Alameda, otros tres; el Cervantes, el Trajano (que posteriormente se convirtió en la Sala X) y el Multicines. En Triana, del Fantasio al Astoria pasando por el Emperador, el Rocío o el Chaplin. Por la Ronda Histórica se situaban el Alkázar, el Andalucía, el Florida, el Victoria o el Azul. Por la Puerta Real, el San Vicente o el Avenida. Y, en los barrios, estaban Los Remedios, el Juncal, el Olimpia (en el Cerro), el Cine Sur (La Oliva), el Rochelambert o el Goya y el Nervión.

 

3. El cine sevillano de los 90 y de los primeros 2000

Un antes y un después del cine andaluz será el fenómeno “Solas” dirigido por el lebrijano Benito Zambrano, de la productora Maestranza Films. Su éxito demuestra el potencial de intérpretes como María Galiana, Ana Fernández y Carlos Álvarez-Novoa. Se convirtió en un referente del cine andaluz, en un discurso de la realidad social y de los problemas de la clase media-baja. Sevilla como tema pasó a tener un lugar secundario en las inquietudes de una nueva generación de cineastas que se formaron en las diversas instituciones constituidas en la década de los 90, a pesar de que se convirtió en su escenario habitual. Hablamos de la Generación CinExin, que supondrá un enorme cambio en la industria cinematográfica sevillana al usar lo andaluz como paisaje, sin un trasfondo de trascendencia. Se percibe, en su caso, un cine centrado en personajes de clase medio-baja y una personalidad del autor muy marcada en el resultado final.

Así, el boom del cine andaluz tiene su influencia en la ciudad de Sevilla y las instituciones que allí se empiezan a constituir. Serán los puntos de encuentro de los integrantes de una generación imprescindible para entender la evolución del cine sevillano. Su objetivo no solo era hacer cine tras la frustración de haber pasado cinco años en la facultad sin haberlo podido realizar, sino también como modo de reivindicación frente a la retirada de ayudas a la producción y la falta de apoyo de la Junta de Andalucía. Todos estos motivos los impulsaron en una tarde en el bar de La Sirena de la Alameda de Hércules de Sevilla y gracias a una cámara del padre de Alberto Rodríguez como único recurso a hacer una serie de cortometrajes: “CinExin” (1997). Esta generación de cineastas de edades parejas e inquietudes similares son Alberto Rodríguez, Ana Rosa Diego, Antonio Lobo, Daniel Cuberta, Daniel de Zayas, Fernando Franco, Gervasio Iglesias, Jesús Ponce, Julio Sánchez, Mariano Agudo, Paco R. Baños, Óscar Clemente, Miguel Ángel Castro, Inma Cunill, Juanjo Domínguez, Santi Amodeo o Álex Catalán. También resaltó la importancia de la pequeña productora M, que produjo gran parte de los cortos de CinExin, y de la productora Intermedia.

De entre todos resaltó Alberto Rodríguez, cuyo primer cortometraje fue “El millón”, seguido del de “Bancos”. Tras estos primeros cortometrajes de Alberto, llegaría su primer largometraje, “El factor Pilgrim”, codirigido con Santi Amodeo, y su primera producción en solitario, “El traje” (2002).

Pero en esta época dorada de los 2000 del cine sevillano también resaltamos otros títulos “Como Fugitivas (2000)” de Miguel Hermoso, interpretada por María Galiana y la joven Laia Marull; “Carlos contra el mundo” (2003) de Chiqui Carabante, protagonizada por Julián Villagrán; “Astronautas” (2003), dirigida por Santi Amodeo y con Álex Catalán en fotografía y Álex O’Dogherty entre el reparto; o “7 vírgenes” (2005), que supondría los primeros Goyas para Alberto Rodríguez.

El año 2012 sería muy interesante para el cine sevillano, no sólo por la buena acogida que tuvo “Grupo 7” de Alberto Rodríguez, sino también, porque en el Festival de Málaga recibiría tanto el Premio especial del jurado como el Premio del público “Carmina o revienta”, la ópera prima de Paco León, un falso documental cómico grabado en Sevilla que relata, desde las anécdotas de Carmina, la vida cotidiana sevillana. Sería también en 2012 cuando se estrena “El mundo es nuestro” de Alfonso Sánchez, también en tono cómico y ambientada en Sevilla. Vendrían así a mostrar una nueva cara del audiovisual andaluz: cine de bajo presupuesto, con vías alternativas tanto de financiación como de exhibición, y que, en clave de comedia, expone situaciones de denuncia social instaladas en ambientes típicamente andaluces.

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En 2014 se estrenaría “La Isla Mínima”, otra producción de Alberto Rodríguez repleta de sevillanos. Además, en este mismo año, en la misma línea de “Carmina o revienta”, se estrenaría su secuela, “Carmina y amén”. El éxito que tuvo también en taquilla “El mundo es nuestro” trajo consigo hasta dos nuevas entregas más; “El mundo es suyo” (2018) y “El mundo es vuestro” (2023).

 

4. El cine sevillano en la actualidad

Tras el éxito rotundo a nivel nacional que fue “La isla mínima”, podemos destacar la presencia constante de la identidad sevillana, sus localizaciones, su gente, sus costumbres en diferentes proyectos. La mayoría de ellos en tono cómico, como es el caso de proyectos andaluces como “Mi querida cofradía” (2018) o “¡Ay, mi madre!” (2019); ambas protagonizadas por mujeres y ambientadas en pueblos de Andalucía, tomando como punto de partida, entre otros elementos, la Semana Santa. En el mismo tono aparecen comedias como “Ocho apellidos vascos” (2014) o “Sevillanas de Brooklyn (2021) donde el concepto sevillano se convierte en un recurso narrativo central. Por su parte, en 2023 se estrenó la película “Te estoy amando locamente”, de Alejandro Marín, que trató la homosexualidad en la Sevilla de 1977.

También es interesante la irrupción de nuevos directores estos últimos años como es el caso de Jesús Pascual, que en 2021 sobresalió con el documental “¡Dolores, guapa!”, tratando temas relacionados con las identidades queer en Andalucía y la Semana Santa.

Resalta además la aparición de nuevas asociaciones de productores en Andalucía con el objetivo de representar y defender los derechos profesionales individuales y colectivos de sus miembros y de la industria audiovisual andaluza en general como ASECAN (Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía), CINA (Cineastas de Andalucía), AEPAA-APRIA (Asociación de Empresas de Producción Audiovisual de Andalucía), ANCINE (Asociación Andaluza de Productoras de Cine), ASFAAN (Asociación de Festivales Audiovisuales de Andalucía) y AAMMA (Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales).

Tampoco debemos olvidar a las nuevas generaciones que se están formando en la actualidad en diferentes escuelas como la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla (la antigua Facultad de Ciencias de la Información) ubicada en la Cartuja; la ECAES; la EUSA, etc. En este sentido son interesantes iniciativas como Cav Crea en la Facultad de Comunicación, un Festival de Cortos en la Universidad de Sevilla concebido como un concurso donde los alumnos tienen 24 horas para hacer cortometrajes.

Finalmente, en cuanto a las salas de cine, muchas de ellas se han reconvertido mayoritariamente en supermercados como El Regina (El Jamón de la calle Jerónimo Hernández); el Villasís (un Decathlon); el Andalucía (en el Lidl de María Auxiliadora). Por otra parte, el Pathé ha pasado a convertirse en sala de flamenco del Palacio Andaluz y el Llórens se ha convertido una sala de juegos. Otros cines han desaparecido y ya no queda nada de ellos.

 

5. Referencias bibliográficas

https://institucional.us.es/revistas/comunicacion/3/art9.pdf

https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/13886/file_1.pdf?sequence=1&isAllowed=y

https://testigodecine.com/analisis-y-ensayos/una-aproximacion-historica-del-cine-sevillano-su-evolucion-hasta-el-2023/

https://www.abc.es/sevilla/ciudad/sevi-cines-perdimos-erase-sevilla-cinema-paradiso-201909290816_noticia.html

 

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