
INTRODUCCIÓN
Los desfiles procesionales de la Semana Santa son la evolución durante siglos de las formas, modos y maneras de las cofradías y hermandades, compuesta por diversos grupos de personas de distintas índoles laborales u otras características donde han influido múltiples factores tanto religiosos, artísticos, sociales e históricos.
Desde las primeras demostraciones piadosas populares realizadas a finales del siglo XV hasta las del siglo XXI existen muchos momentos claves donde diferentes intervenciones han marcado momentos importantes.
La Semana Santa en Sevilla es uno de los más importantes acontecimientos que se produce cada año en la ciudad, desde el punto de vista religioso y cultural, celebrándose en la semana del primer plenilunio de la primavera, unas semanas antes de otro gran acontecimiento que es la Feria de Abril de Sevilla. La Semana Santa de esta ciudad es una de las más importantes de toda España y tiene una resonancia internacional en el mundo católico. Declarada de Interés Turístico Internacional. Además, Sevilla ostenta entre sus títulos el de “Mariana”, única ciudad en el mundo que posee dicho título.
La semana abarca desde el Domingo de Ramos hasta el siguiente domingo que es el Domingo de Resurrección, procesionando cada día imágenes representando la Pasión y muerte de Cristo sumando en su totalidad (la semana) más de 60 hermandades.
Son muchos los sevillanos que acompañan a las imágenes vistiendo el hábito de nazareno portando cirios, cruces o antecediendo a los pasos como acólitos ceriferarios o turiferarios. Otros realizan la estación de penitencia como costaleros…
Existe un Consejo General de Hermandades y Cofradías, cuyos miembros son elegidos cada cuatro años por los Hermanos Mayores de las distintas Hermandades, que se encarga de la organización de la Semana Santa y de agilizar trámites y acuerdos con las instituciones oficiales y de todo lo relativo a la Carrera Oficial. Algunos pasos llevan el acompañamiento musical de Bandas de Música, Agrupaciones Musicales o Capillas Musicales, aunque también existen hermandades que carecen de acompañamiento musical.
HISTORIA
Desde este punto de vista, se hace inteligible la aparición de numerosas organizaciones cuyo objetivo principal era el auto castigo público, ejemplarizador. Las procesiones de flagelantes que recorrían los campos y ciudades europeos fueron quizás la versión más llamativa del fenómeno, pero no puede olvidarse que, junto a esto, diversos tipos de asociaciones adoptaban fórmulas menos inquietantes para la jerarquía eclesiástica, con actividades centradas en la caridad y el culto. No puede soslayarse tampoco la importancia que el Franciscanismo y, en general, las órdenes mendicantes tuvieron como propiciadores y canalizadores de una religiosidad popular altamente emotiva. El culto a la Pasión de Cristo adquirió una gran importancia como modelo a imitar si quería lograrse la salvación y fueron muchas la hermandades que se formaron con esté propósito. Según su base social, las cofradías podían estar formadas por clérigos, nobles, miembros de un gremio o por individuos de una minoría racial, como, por ejemplo, los negros o los mulatos, abundantes en la Sevilla de los siglos XVI y XVII.
La jerarquía católica, preocupada por las graves desviaciones y difícil control de tales manifestaciones, optó, ayudada por el poder civil, por reprimirlas, a la par que fomentaba modelos de más fácil vigilancia, tanto organizativa como doctrinalmente. La práctica del Vía Crucis, popularizada en toda Europa a lo largo del siglo XV, fue introducida en Sevilla en 1521 por don Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa, a su regreso de un viaje por Tierra Santa. La primera estación se situó en su palacio, que desde entonces sería conocido popularmente como ¿Casa de Pilatos?, dado que fue en el pretorio romano de Jerusalén donde comenzó el camino de Jesús hacia el Gólgota. En 1630 el tercer duque de Alcalá trasladó la duodécima estación hasta el Humilladero de la Cruz del Campo, un templete levantado por el asistente Diego de Merlo en 1482 y que todavía cobija una cruz realizada por Juan Bautista Vázquez «el Viejo» en 1571. Cada estación estaba indicada con cruces negras y altares portátiles con su texto correspondiente en una tablilla. En la actualidad, el viejo trayecto está señalizado con azulejos. El Vía Crucis supuso un hito en la historia de las hermandades de la ciudad, al establecer, por primera vez, un espacio marcado para el desarrollo de la penitencia pública.
El Concilio de Trento y, sobre todo, la posterior legislación, junto con la prohibición de muchas ceremonias y representaciones teatrales pasionarias, fomentó un esquema corporativo sometido a una reglamentación que la jerarquía debía sancionar. Se intentó asegurar este control mediante disposiciones relativas al decoro de imágenes y cortejo, sirviéndose para ello de penas que pasaban por la excomunión y la reducción. Aspecto especialmente problemático era la diversidad de recorridos que las cofradías realizaban. El Sínodo de 1604, presidido por el Cardenal Niño de Guevara, sentó las bases del modelo a seguir, y para una mayor vigilancia se obligó a que todas las de Sevilla pasaran por la Catedral y las de Triana por la Parroquia de Santa Ana.
Pese a que el poder civil ayudó en todo momento al cumplimiento de tales ordenanzas, la repetición de las prohibiciones a lo largo del siglo XVII demuestra que los conflictos con el poder eclesiástico no habían cesado, si bien éstos no provenían de la forma organizativa sino del comportamiento de la corporación en la calle, es decir, durante la procesión pública.
La pervivencia de estas actitudes fue considerada por los gobernantes ilustrados un problema de orden público y, por tanto, de Estado, por lo que a partir de 1700, sobre todo durante el reinado de Carlos III, se promulgaron leyes que afectaban al decoro público –eliminación de antifaces y disciplinantes, por ejemplo- y, en 1783, tras un decreto general de extinción, fueron obligadas a redactar nuevas reglas que tenían que ser visadas por la jurisdicción real. Desde este año hasta 1805 el Estado propició la desaparición de los gremios y, por consiguiente, de las hermandades a ellos vinculadas. De igual modo, las de la nobleza suavizaron su carácter clasista y admitieron a elementos de la burguesía, que veían en ello una manera de ascenso social. El resultado de estos avatares fue que las cofradías barrocas, definidas por su carácter cerrado –en la del Silencio, por ejemplo, se prohibía la entrada a moriscos, negros y mulatos-, comenzaron a cambiar de base social y a adoptar un modelo abierto. Al desvincularse la cofradía del gremio y de un grupo social exclusivo, comenzó el proceso que culmina con la unión hermandad-barrio.
El siglo XIX fue el escenario de los más graves conflictos de las cofradías con el poder civil. Acontecimientos históricos como la ocupación francesa en 1808 y los embates de los gobiernos liberales contra asociaciones que consideraban afectas al Antiguo Régimen, significaron una aguda crisis para las cofradías. El resultado de la misma fue la extinción de muchas de ellas desde mediados del siglo XVIII hasta la primera mitad del XIX, periodo en el que hermandades de profunda raigambre, como las de la Antigua, Crucifijo de San Agustín o la Vera Cruz, prácticamente se disolvieron y dejaron de procesionar. A esto hay que añadir un profundo declive económico, debido al expolio e incautación de sus bienes, en múltiples casos muy cuantiosos.
Pese a todo, otros hechos vinieron a determinar el resurgimiento de las cofradías, en especial el interés de ciertos municipes por hacer de las procesiones un foco de atracción turística, en consonancia con la creación del mito romántico sobre la ciudad. Cierta aristocracia, como los Duques de Montpensier, de la familia real, sostuvo activamente a las hermandades y su ejemplo fue seguido por los burgueses ennoblecidos. Este apoyo se renovó de forma definitiva tras la Restauración (1875-1898). No puede soslayarse tampoco la respuesta que la Iglesia Católica dio en estos años de crisis social, reforzando cultos y devociones, en especial la Concepcionista, dogma que se proclamó en 1854, a la par que se explicitó la dependencia y subordinación de las cofradías al poder eclesiástico.
Perdidos sus bienes y transformada la base social, el problema era sin duda el de la financiación. El interés de los comerciantes locales, en consonancia con el del propio ayuntamiento de la ciudad, propició desde el último tercio del pasado siglo las subvenciones a las hermandades como única medida para asegurar el desfile anual, ya que, salvo algunas como las del Gran Poder y el Silencio, las demás se hallaban en tal estado de postración que no podían garantizar su presencia. Estas ayudas se concedían atendiendo al número de pasos que la cofradía ponía en la calle y al exorno de los mismos. Tal apoyo significa que la valoración que el poder civil hacía de las procesiones de Semana Santa había cambiado, entendiéndose éstas no sólo como simple actividad religiosa sino como algo de vital importancia para la economía local.
Así, los desfiles penitenciales se integraron en el programa de las fiestas primaverales, de reciente creación entonces -la Feria de Abril se organizó por primera vez en 1847. La política de subvenciones culminó, casi un siglo más tarde, cuando el beneficio derivado de la utilización del suelo público, es decir, las sillas y palcos instalados en el trayecto oficial, pasó, en 1968 y 1980 respectivamente, al Consejo General de Hermandades y Cofradías. La desaparición de los conflictos con el poder civil y el proceso de institucionalización de la Semana Santa han supuesto un aumento del número de cofradías, pues se reorganizaron algunas que estaban extinguidas y se crearon otras nuevas, a la par que se renovaba y hacían nuevos enseres con un claro sentido: garantizar la suntuosidad y magnificencia de los desfiles.
Inserta la celebración pasionista en un contexto marcadamente festivo desde principios de nuestro siglo, la procesión anual ha pasado a ser la actividad central de las cofradías y la cuestión del decoro procesional el único punto de roce con la autoridad eclesiástica, que no ha cesado de amonestar a aquellas hermandades en cuyos cortejos lo religioso y lo festivo son aspectos no diferenciados.
DATOS DE INTERÉS
El procedimiento se desarrollaba en principio en la Capilla de las Doncellas de la Catedral, el Martes Santo, estando presente todos los Hermanos Mayores, a veces también los Mayordomos (en estos momentos ocupan ese lugar los Diputados Mayores de Gobierno). Desde 1844 se realizó en el Antecabildo catedralicio y a partir de 1880 pasó a celebrarse el Sábado de Pasión, durante el siglo XX se ha celebrado en distintos puntos de la Catedral, celebrándose actualmente en la Capilla Real ante la Virgen de los Reyes. También se ha cambiado el día de convocatoria al domingo previo al Pregón de Semana Santa (catorce días antes del Domingo de Ramos).
Durante estos días, las cofradías salen de su sede, y pasan por la Carrera Oficial, que comienza en Campana y sigue por calle Sierpes, plaza de San Francisco, avenida de la Constitución, hasta entrar en la Catedral de Sevilla, realizando así la “Estación de Penitencia” y retornando a sus templos de origen. Debido al aumento de cofradías, que ya pasaban de las 57, se decidió en un momento determinado que las nuevas no realizarían carrera oficial, saliendo el Viernes de Dolores en recuerdo a los Dolores de la Virgen María y el Sábado de Pasión, sin embargo en 2007, la Hermandad del Carmen Doloroso realizó el Miércoles Santo Estación de Penitencia a la Catedral, en 2008 la realizó el Lunes Santo la Hermandad de San Pablo y está previsto que la Hermandad del Sol, del barrio del Plantinar, lo haga en la tarde del Sábado Santo del 2010.
La chicotá
La mantilla
Las ropas que forman la mantilla no solamente consiste en la mantilla en sí, que siempre es de encaje de blonda o chantillí, sino que lleva peineta de carey (concha) u otro material de imitación que se cubre con dicha mantilla. A esto se añaden los complementos que la sujetan, peinecillos, horquillas, broches etc. y la mantienen derecha. El vestido complementario es de color negro (siempre de un largo por debajo de la rodilla), al igual que las medias, los zapatos y los guantes.
Las joyas y complementos que se lucen junto con la mantilla suelen ser de plata vieja y están formados por pendientes, gargantilla y rosario. El acompañante masculino debe llevar traje oscuro, corbata y zapatos negros.
El costalero
Persona encargada de llevar sobre sí o cargar una de las imágenes o pasos que forman parte de los cortejos procesionales.
Los costaleros cargan el peso sobre su cuello, sobre la séptima vertebra en concreto, protegen esta zona con una tela llamada costal, que puede ser desde arpillera hasta de cruz de punto, las zonas adaptadas para que los costaleros carguen el peso son las trabajaderas (varios palos que cruzan transversalmente el paso y que están colocados a diferente altura para que en cada una de ellas se coloquen los costaleros de misma altura, yendo de más altura, a menos altura, puede haber debajo del paso varias trabajaderas, en función del tamaño del paso).
Es un protocolo que realiza cada una de las cofradías de penitencia para poder efectuar la entrada en la carrera oficial y poder continuar con la Estación de Penitencia iniciada desde su parroquia. Consiste en solicitar el permiso de paso al representante del Consejo de Cofradías, que controlará el cumplimiento de los horarios y registrará cualquier incidencia en Carrera. Esta venia se solicita en Campana, y lo realiza el Diputado Mayor, acompañado del Diputado de Cruz. Una vez concedido podrá continuar con la estación.
Suele realizarse desde cualquier rincón por donde esté pasando la cofradía en el momento más imprevisto, pero cuando más se cantan es a la hora de llegar a su parroquia donde se le rinde culto durante cualquier época del año, desde los balcones, los ventanales cercanos a la misma o a pie de suelo.
-Hermandad de la Misión: Se funda en 1949 como hermandad de gloria, desde el año 1992 empiezan a sacar su bello misterio que representa al Señor de la Misión con la cruz al hombro en la calle de la Amargura acompañado por las Marías, San Juan y la virgen del Amparo. Sale de la Parroquia de San Antonio María Claret de Heliópolis.
-Hermandad del Dulce Nombre de Bellavista: Fundada en 1992 para rescatar a dos imágenes de la parroquia del Dulce Nombre de Bellavista, un Cristo Cautivo de Castillo Lastrucci (1964) y una dolorosa de Luis Álvarez Duarte (1968). Actualmente el Señor procesiona en un misterio que representa el momento que Pedro corta la oreja a un sayón que viene a prender a Jesús en Getsemaní. La dolorosa es una castiza talla que procesiona en original paso palio.
-Hermandad de Jesús de Nazaret: Nació en un colegio del barrio de Pino Montano y poco a poco se fue convirtiendo es lo que hoy día, la gran hermandad de un gran barrio. El Señor de Nazaret forma parte de un misterio en el que aparece Jesús prendido en el Huerto de los Olivos, la Señora del Amor procesiona bajo hermoso palio de malla.
El Domingo de Ramos es el comienzo de la Semana Santa, en 1880 se inauguraron las primeras procesiones en este día, 1 lo abre la Hermandad de la Paz, desde el barrio del Porvenir, es una de las salidas más emotivas ya que al ser la primera cofradía en salir se vive de forma diferente. La Iglesia recuerda en este día la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como “servidor” de la Palabra de Dios. Desde el siglo V se recuerda en Jerusalén la entrada de Jesús en la ciudad santa con una procesión.
-Hermandad de “La Paz”: Fundada en 1939 por un grupo de militares ex-combatientes de la Guerra Española con nombres tan significativos como el Señor de la Victoria y Virgen de la Paz y destacando el color blanco de la paz en las túnicas de los nazarenos y en el original palio, único en Sevilla. El paso de misterio representa el momento en que le van a poner la cruz a Cristo en el patio de Caifás, el misterio se compone por un Sayón que ayuda a colocar la cruz a Cristo, un Sumo Sacerdote, un soldado romano y un esclavo que soporta la parte trasera de la cruz, el segundo paso es una Dolorosa bajo palio, destacando su sencillez y su blanco manto, el palio el gótico de malla de plata y destaca la rama de olivo que lleva la virgen de la Paz en su mano izquierda, símbolo de su nombre. Tiene su sede canónica en la Parroquia de San Sebastián. Destaca el paso de la Hermandad por el Parque de Maria Luisa, por el Arco del Postigo, por Miguel de Mañara y sobre todo la vuelta a su barrio.
-Hermandad de “El Amor”: Fundada en 1508 en la iglesia de Santiago para socorro de los presos, hecho que recuerdan cada uno de los ángeles que hay en las esquinas del paso de Cristo con las inscripciones: “Amor”, “Y Socorro”, “A los” y “Encarcelados”. Llevan túnicas negras, de cola, con cinturón de esparto.
-Hermandad de Jesús Cautivo y Rescatado: En 2008 hizo su primera Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Como Hermandad de penitencia se aprueban sus reglas en enero de 2005.
-Hermandad de “El Beso de Judas”: Fundada en 1955 en la iglesia de Santa María la Blanca, en 1959 hace su primera Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral. El paso de Cristo representa el momento inicial de la Pasión en que Judas besa a Jesús en el huerto de los Olivos.
-Hermandad de “Santa Marta”: Fundada por el gremio de la hostelería en 1946 en la parroquia de San Bartolomé. En principio fue hermandad de gloria durante dos años que pasó a ser de penitencia. Se le considera la cofradía más veloz de la Semana Santa. Llevan túnicas negras, de cola, con cíngulo plateado.
-Hermandad de “San Gonzalo”: Fundada por un grupo de jóvenes cofrades, de edades entre los 12 y 17 años. Representa a Jesús ante Caifás en presencia de Anás y otros personajes. Es la que cuenta con mayor número de nazarenos de todo el Lunes Santo.
-Hermandad de “Las Aguas”: Se funda en San Jacinto en 1750 y se reorganiza en 1891. Se representa a Jesús muerto en la cruz y un ángel con un cáliz preparado para recoger el “agua” que sale de su costado. Túnicas blancas de cola, con antifaz morado y cinturón de esparto.
Durante el Martes Santo Jesucristo sigue realizando su predestinada tarea. Las cofradías siguen evocando sus hechos.
-Hermandad de “San Benito”: Es fundada por carpinteros de ribera y calafates del puerto. La cofradía es de origen trianero (es la segunda de Triana en ir a la Catedral) aunque en la actualidad forma parte ya del barrio de la “Calzá”.
-Hermandad de “La Sed”: Fundada en 1969 por un grupo de feligreses de la parroquia de la Concepción Inmaculada y su superior el Padre Don Manuel Calero Gutiérrez. Entra en el hospital de San Juan de Dios en su camino de ida para realizar una ofrenda floral ante el monumento de Santa Ángela de la Cruz. Realizó su primera estación de penitencia a la Catedral el Miércoles Santo de 1978. Anteriormente, procesionaba el Viernes de Dolores por su barrio y entraba en la cárcel de Sevilla para visitar a los internos.
-Hermandad de “San Bernardo”: Fundada en 1748, sus primeras reglas son de 1764, el mismo año que hace estación de penitencia por primera vez. Es una de las cofradías que más nazarenos lleva de toda la Semana Santa. Gracias a esta hermandad, Sevilla tiene el título de Mariana desde 1946.
-Hermandad de “El Buen Fin”: Fundada por el gremio de curtidores en 1590, en la iglesia de San Juan de la Palma, bajo la advocación de Madre de Dios de la Palma. El precio de la talla del Cristo del Buen Fin, según contrato de 4 de octubre de 1645, fue de 150 ducados en “moneda de bellón”.
-Hermandad de “El Baratillo”: Las reglas fueron sometidas al Ordinario y aprobadas el 20 de mayo de 1693. Los nazarenos antes de la salida, forman en el exterior de la Real Maestranza, a causa de la estrechez de la capilla. Se la conoce popularmente como la “Hermandad de los Toreros”, por su estrecha relación con la Maestranza (a la que también se la conoce como “el coso del Baratillo”).
-Hermandad de “Cristo de Burgos”: Es complicada la datación de esta cofradía, ya que, aunque la devoción y el culto al Cristo de Burgos de San Padro se remonta al siglo XIX, no es hasta 1943 cuando se aprueban las primeras reglas de esta cofradía que, a pesar de esta circunstancia, ya funcionaba como una Hermandad. A esta confusión histórica se une que un grupo de hermanos del Buen Fin, y debido a problemas con los frailes de San Antonio, se trasladan en 1888 a San Pedro para rendir culto y sacar en procesión al crucificado, en recuerdo del que dejaron en San Antonio.
-Hermandad de “Las Siete Palabras”: Fundada en 1561 en el extinguido convento del Carmen con el título de Nuestra Señora de la Cabeza, en 1627 se le agregan después la Cofradía de los Sagrados Clavos, María Santísima de los Remedios, San Juan Evangelista y el Santísimo Cristo de las Siete Palabras. Originalmente la Virgen de la Cabeza era un ángel que representaba a la Justicia.
-Hermandad de “Los Panaderos”: Desde el siglo XVI, está acreditada la vinculación de esta Corporación al gremio de la panadería, desde entonces se le conoce bajo el sobrenombre de “Los panaderos”. Es multitudinario su paso por la Campana, de regreso.
-Hermandad de “Los Negritos”: Fundada a finales del siglo XIV aproximadamente el año 1393, por el cardenal Mena en la capilla del hospital de los Ángeles para acoger a los negros. La Hermandad consta de dos titulares, un criso de Andrés de Ocampo realizado en 1622 y restaurado en Madrid en 1989.La figura de la Virgen es de origen anónimo del siglo XVII, restaurada en 1984, y procesiona bajo uno de los pocos palios de estilo bizantino de la ciudad realizado por Juan Miguel Sánchez.
-Hermandad de “La Exaltación”: Surge de la unión de la Hermandad Sacramental que radica en Santa Catalina, con la Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora de las Lágrimas, fundada en el siglo XVI en San Benito, establecidas canónicamente en la iglesia de Santa Catalina. A esta hermandad pertenecían personas de la nobleza y de renombre de Sevilla. Pagina Web
-Hermandad de “Las Cigarreras”: Fundada en el año 1563 en el convento de San Benito, de la Orden de Calatrava, sus primeras reglas se aprobaron el 16 de mayo de 1569 por el Provisador del Arzobispado de Sevilla, Don Cristóbal de Padilla. El rey Alfonso XIII, le otorgó el pendón morado de Castilla.
-Hermandad de “El Valle”: El origen es la fusión de dos hermandades en 1590 en el convento del Valle. Es la primera hermandad sevillana que recibió el título de Archicofradía, concedido por el Papa Pío VII.
-Hermandad de “Pasión”: Su origen se debe a la devoción de algunos castellanos que decidieron fundarla en el mes de octubre de 1531. Su primera sede fue el convento de la Merced. La imagen de Jesús de la Pasión es una obra maestra de Martínez Montañés.
-Hermandad de “El Calvario”: Fundada en 1571 en el hospital de Nuestra Señora de Belén. Originariamente fue conocida como la Hermandad de “Los Mulatos”.
-Hermandad de “La O”: Sus reglas son aprobadas el día 31 de agosto de 1566, haciendo estación de penitencia a la parroquia de Santa Ana en la tarde del Jueves Santo. Es la primera cofradía de Triana que cruzó a Sevilla por el antiguo puente de barcas (emplazamiento actual del puente de Isabel II (también conocido como “Puente de Triana”), el 9 de abril de 1830. Esta cofradía comienza a salir a la calle, una vez que ha pasado “El Cachorro” por su templo.
-Hermandad de “Tres Caídas de San Isidoro”: Fue fundada el 19 de marzo de 1605, festividad de San José, en San Benito de la Calzada por el gremio de cocheros. En la presidencia del paso de palio, sale una representación del Ejército del Aire, ya que uno de sus titulares tiene como advocación “Nuestra Señora de Loreto”, patrona de la aviación.
-Hermandad de “La Soledad de San Lorenzo”: Fue fundada en el siglo XVI. Lleva un único paso que representa a la Virgen en su soledad, al pie de la cruz, que tiene un sudario.
La Cofradía de la Cárcel Real
“Procuré con muchas veras estirpar el abuso notable que había en las cárceles de jurar y blasfemar, predicándoles de los males y daños que han venido al mundo por este vicio. Y para más obligarlos, hice una cofradía o congregación del nombre de Jesús contra los juramentos, en la cual se asentaron todos los que actualmente estaban presos entonces, y se iban asentando los que de nuevo entraban y estaban algún tiempo presos; y se avisaban unos a otros cuando se oían jurar, que era una de las reglas de la cofradía, y aprovechaba mucho este cuidado, e hiciéronse algunos años las fiestas con mucha música y muchos señores de los oidores y alcaldes, que se hallaban en ellas; y alguna vez el señor Regente y el Asistente y los treinta de la Congregación (2) que después se instituyó y a la Misa comulgaron estos caballeros y algunos de los presos, cosa que causaba mucha devoción, predicándoles a las Misa algunos de los Nuestros.
Y llegó a tanto su devoción que no se contentaron los presos con que fuese esta cofradía para estorbar pecados, no jurando, sino para hacer penitencia de lo que habían jurado, y el Viernes Santo hacían por dentro de la cárcel su procesión de azotes y sus insignias, como si fuera por las calles y con mucha sangre, y azotábanse con tal denuedo que hasta caían por ahí desmayados. No había quien les quitase las diciplinas de las manos y era tan de ver la procesión, que venían gentes de fuera de la cárcel a verla, y decían que no había ninguna tan devota con sus pasos de la pasión y su estandarte y sus bocinas y muy gran número de disciplinantes, todos presos, y con muy grande concierto, y a la verdad como era dentro de la cárcel parecía que tenía un no sé qué de correspondencia con los azotes, que le habían dado a Nuestro Señor Jesús en la cárcel y prisión.
De lo que sobraba de la cera y del gasto para la fiesta se sacaban presos de deudas o de los que estaban por algunas costas; y todos estos gastos eran de las penas que se les llevaban a los que juraban, y de lo que dentro de la misma cárcel se juntaba de limosna que pedían así los que venían a ver los presos, como de lo que se les pedía a ellos mismos”.
Otros datos de interés
-Cristo más antiguo: El Cristo de Vera Cruz, datado en el s. XVI.
-Paso con menos costaleros: El del Triunfo de la Cruz, alias para los cofrades como “La Canina”, de la hermandad del Santo Entierro, llevado sólo por 24 costaleros.
-Pasos alegóricos: En toda la Semana Santa sevillana, de los 120 pasos que hay en total, sólo tres son alegóricos: El del Triunfo de la Cruz del Santo Entierro, el del Sagrado Decreto de la Trinidad y el del Varón de Dolores del Sol. Todos procesionan el Sábado Santo.

Sevillano apasionado de la Historia y las Leyendas de su ciudad creó la Web ”Sevilla Misterios y Leyendas” en el año 2010.
En la actualidad es CEO de la misma y Director del programa de radio del mismo nombre que se emite en NEO FM desde 2021.